viernes, 28 de junio de 2013

ADN hallado en Francia permite aclarar una violación en Villanueva


     Un guardia civil revisa pruebas en la Comandancia.
José Rodríguez Jaén
La investigación de las denuncias de dos mujeres, una menor francesa, en 2006, y una villanovense, en 2007, llega a buen término. La persistencia de la Guardia Civil, en colaboración con las policías francesa y marroquí, permite esclarecer las dos agresiones sexuales. Una prueba de ADN, recogida a 1.500 kilómetros de Jaén es crucial. La triste historia comienza en Saint Etienne, una ciudad industrial, del norte de Francia, cercana a Suiza y separada unos 1.500 kilómetros de Jaén. Allí, en 2006, una mujer, que por entonces era menor de edad, fue violada. La chica denunció su calvario ante la Policía gala.

Los investigadores pueden recoger las muestras biológicas del semen del autor, lo que permitió “fichar” su ADN, pero al no existir registro en las bases de datos con el que comparar el código biológico, las pesquisas se frenan en seco, para desgracia de la víctima. Villanueva del Arzobispo, 11 de marzo de 2007, una vecina denunció, ante la Guardia Civil, haber sido víctima de una agresión sexual. El caso, no resuelto hasta ahora, pasó entonces a manos del Equipo de Mujer y Menor del Cuerpo (Emume). Como les ocurrió a sus colegas del norte, los guardias solo tenían un asidero para mantener el caso abierto: localizar al violador con el material genético recogido. La víctima lo describió, pero huyó antes de ser localizado. Solo se pudo descubrir que estaba en situación irregular en el país y que, al día siguiente de cometer los hechos, abandonó Las Villas. Hace seis años, ni se intuía que la violación de Villanueva del Arzobispo y la de Saint Etienne tenían relación. Los del tricornio y los franceses, conocidos por su gorra llamada quepis, hacían su trabajo por separado, a oscuras. La Benemérita jiennense optó por recurrir a las bases de datos internacionales y, de esta forma, se descubrió que el ADN sin rostro recogido en el municipio villanovense era el mismo que el que se almacenaba en Francia, también sin saber de quién era. Al comparar unas muestras y otras, al menos, se supo que pertenecían al mismo varón, sin embargo, en lugar de un nombre de un sospechoso, en el expediente de la investigación había que escribir una “x”. El Instituto Armado da un segundo paso y, a través de la agencia de colaboración policial Sirene, remite su investigación a Francia para que, allí, hagan lo propio y a ambos lados de la frontera se compartan las pistas.

NOTICIA ORIGINAL DIARIO JAEN

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